Estate siempre atentó a toda luz,
porque nunca será la misma
aunque una eternidad vivieras,
y déjala correr sin ansias
por las embravecidas sombras
que oscurecen el alma.
Asi descubrirás que de la nada
llenaste de color el viento
de vida los instantes pasajeros,
congelándolos contra el tiempo,
y erigiste un imperio
de sueños y esperanzas.
MARCO RODRÍGUEZ-PÑERO